sábado, 24 de marzo de 2018

EL MEDICAMENTO QUE ARRUINÓ MUCHAS VIDAS


Entre 1958 y 1963, se comercializó la talidomida, un fármaco contra las náuseas de las mujeres embarazadas. Pronto empezaron a nacer bebes con focomelia, una malformación en la que los brazos y las piernas de los recién nacidos no existían o eran excesivamente cortos.

Los investigadores descubrieron que la talidomida era una mezcla racémica de dos enantiómeros. El enantiómero R provocaba los efectos deseados, mientras que el enantiómero S producía las malformaciones fetales.

El caso de la talidomida forzó a los países a imponer más restricciones y mejorar los estudios sobre los medicamentos antes de su comercialización.



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